lunes, 21 de agosto de 2017

DEL ESTAJANOVISMO A LA COMPETITIVIDAD

    DEL ESTAJANOVISMO A LA COMPETITIVIDAD
      Mariya Mijailova y Enmanuil Boanyinov

 “Este país se ha hecho grande por el trabajo;
a lo largo de este vasto país,
la nación de los héroes de Stajanov sigue adelante
y los mineros libran la batalla por el carbón.
La nación de los héroes de Stajanov sigue adelante,
y los mineros libran la batalla por el carbón…!”
Letra de canción de la propaganda soviética.

El cartel soviético,
cualquiera que sea la apreciación estética
que individualmente nos merezca,
es uno de los hechos más prodigiosos y heroicos
en la renovación de los valores expresivos del arte”
Josep Renau. La función social del arte. 


     Hoy en día, a pocos años vista del primer cuarto del Siglo XXI, la hazaña que llevara a cabo el bueno de Aleksei Grigórievich Stajanov –Алексей Григорьевич Стаханов- en 1935 en su mina de carbón de Tsentrálnaya-Írmino, del Donbass Ucraniano de La Unión Soviética, no pasaría de broma ingenua o del pueril intento de defender, por medio del incremento de la producción, lo que le espera a la clase  trabajadora mundial, principalmente de Asia, África e Iberoamérica primero, y luego a la occidental, en un futuro próximo. 




     La noche del 31 de agosto de 1935 Aleksei Stajanov, consiguió extraer, en solo 6 horas, 102 toneladas de carbón, cuando la media por minero era de 7. El 9 de septiembre, Stajánov batió su propio récord con la extracción de 227 toneladas. A partir de este hecho, la poderosa e innovadora maquinaria de propaganda soviética, lo eligió y lo ensalzó como modelo para el resto de los trabajadores de la URSS. Hasta tal punto que ese mismo año llegó a ser portada de Time Magazine de EEUU, y que visto con las gafas de hoy, parecería una reveladora profecía de lo que nos iba, y nos va a ocurrir, a la mayoría de los trabajadores mundiales, cuando un planteamiento productivo propio del capitalismo es asumido por el socialismo y exportado de nuevo al capitalismo. 

     Para no perdernos en conceptos historicistas, que por otra parte están de absoluta vigencia, pero con otros nombres y algunos matices, decir que entendemos por estajanovismo, el movimiento que surgió en fábricas y factorías agrícolas de la URSS, basado en la intensificación de la productividad en el trabajo, surgida de manera aparentemente espontánea en el obrero, para explotar al máximo sus capacidades y mejorar su rendimiento. Y dado que esta corriente acabó degenerando en el constante afán competitivo que llevó a los trabajadores a condiciones de esclavitud y situaciones extraordinariamente absurdas, hemos llamado bueno a Stajanov, porque comparado con las ratios y niveles de hoy, parecería inocente.





     No se han cumplido ni cien años de la empresa de Stajanov, urdida a buen seguro en despachos y burós, y el dogma de la productividad se machaca de forma repetitiva. Y pretende llevarse a todos los ámbitos y medios productivos. Como si fuera la única solución a los problemas que genera nuestro modelo de producción e intercambio. Y como se suele decir popularmente, redescubrir la rueda debe ser algo conmovedor, pero no debemos dejarnos arrastrar por supuestos nuevos mantras, cuando sabemos que la mejora de la eficiencia es algo que se debe hacer siempre. No se recomienda a nadie respirar para seguir viviendo. Entonces la solución a todo esto de trabajar más y producir más, sin mejorar las condiciones laborales, pasa por ligar los salarios a la productividad, lo que se suele traducir en forzar la estajanovización del trabajador, reduciendo su salario. Pero lo realmente paradójico de la situación es que se pretende, y para eso la colosal fábrica de los falsos deseos de la publicidad hace mejor que nadie su trabajo, que estos nuevos obreros pobres, sigan consumiendo. ¿Consumiendo qué? Los productos que a su vez otros obreros pobres producen. Y así sucesivamente, y a nivel global. Que quiere decir, que muy pocos tendrán escapatoria. Porque lo de la estajanovización se aplica desde abajo de la pirámide social mundial, y ocupa muy poco tiempo y espacio desde arriba. 

     Así que hoy vemos de manera clara que el socialismo soviético, manipuló la conciencia y el sentimiento patriótico de sus ciudadanos para aumentar sus objetivos de producción y desarrollo, tomando como modelo la acción de Stajanov. Como parte primero de una heroización de su persona y después de la clase trabajadora en general, que asumía el sistema. No tenemos espacio aquí para valorar en qué medida revirtió todo esto en la población, pero sí en sus consecuencias actuales. Hay que tener en cuenta que la puesta en marcha de estas campañas fueron previas a la II Guerra Mundial. Y pronto otros sistemas productivos, como el Norteamericano y el Británico, empezaron a aplicar los mismos criterios, esgrimiendo argumentos, en lugar de patrióticos, a veces nacionalistas, otras veces, simplemente, proteccionistas o capitalistas. Y funcionó. La propaganda y la publicidad seduciéndose la una a la otra. Resulta llamativo, que si ponemos ahora nuestra atención en los anuncios de los principales productos que se venden a través de la televisión y otros muchos de internet, en realidad parece que los anunciantes no quieren venderos productos, si no emociones, relaciones sociales, sueños y deseos en definitiva. Algo muy parecido a lo que hacía en su momento el Agitprop -Agitación y Propaganda- soviético con los objetivos cumplidos y futuros para sus distintas comunidades. No vendía productos, la publicidad estaba prohibida, pero sí vendía conquistas sociales, estadísticas de desarrollo, y en la medida de lo imaginable, un mundo mejor. O sea, un lugar parecido a donde hoy se dan la mano de nuevo publicidad y propaganda. 



    

     Se abre la puerta al mundo de los deseos. La terra incognita de la que ahora siempre va a estar la puerta abierta. Un territorio brumoso que se concreta pasando la tarjeta de crédito. Llave para acceder al nuevo mundo idealizado del consumo. Que según Baudrillard, es un modo de actividad sistemática y de respuesta global en el que se funda nuestro sistema de cultura. En esta nueva caverna a la que siempre volver, o mejor dicho, de la que ya no volveremos a salir “la publicidad es el componente esencial de la economía, que ha dejado de ser economía de la demanda para convertirse en economía de la oferta. Su función es producir sujetos deseantes o, lo que es igual, hacer a los individuos conscientes de sus carencias, obligarles a que se sientan frustrados, fomentar la envidia hacia el vecino, inducir una torpe emulación inacabable, para ofrecer después una salida fácil a su decepción: comprar.” La arquitectura del deseo, José Antonio Marina 2007. Y si la definición de consumo es la acción de consumir productos, bienes y servicios para satisfacer necesidades primarias, el señor Marina nos dice que “consumismo es el mundo social de las apetencias y el reino momentáneo de los caprichos”

     Vivimos en un régimen retorcido, voyeur y por definición obsolescente, efímero. Resulta complicado mantenerse dignos y al mismo tiempo defender a nuestra sociedad frente a retos futuros. Por eso, nosotros somos más de aplicar a los medios de producción el método Stanislavski. Y desarrollar en los trabajadores los aspectos intangibles de su comportamiento, sus emociones y su inspiración artística para promover cualquier logro. Al fin y al cabo, trabajar también es interpretar un papel. Y con más sentido ahora que nunca, y como decía la canción de propaganda soviética entonces, “…la nación de los obreros de Stajanov sigue adelante…” y sigue aumentando de tamaño, pero a la fuerza y porque no tiene más remedio.   



 
Medalla Soviética al Héroe al Trabajo



     Pero en el lugar que nos ocupa, y a partir de la metodología antes expuesta, -Concepto A (aleatorio) + Concepto I (irreversible) = Póster Poético- lo que se desarrolla aquí son otros comportamientos específicamente estajanovistas, como el estajanovismo sietecerrojista, el cojonudista, el trampantojista, el estraperlista y el voluntarista. Estableciendo unas categorías laborales y de comportamiento que no tenemos muy claro si existen, pero que al menos están plasmadas de manera alegórica en unos cuantos Pósters Poéticos.



Gráfica Poética. Emilio Papel. 

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